El mercado del lujo, considerado durante mucho tiempo a prueba de recesión, está mostrando grietas. Lo que alguna vez fue un indicador confiable de fortaleza económica –la demanda de artículos ultra caros como los bolsos Hermès Birkin– ahora está cambiando a medida que incluso los consumidores más ricos reevalúan sus gastos. No se trata sólo de apretarse el cinturón; se trata de hacia dónde va el dinero inteligente en un mundo cambiante.

El “indicador Birkin” y por qué es importante

Durante años, el bolso Birkin ha sido más que un simple bolso: es un símbolo de estatus, una inversión y un barómetro para los ultraricos. Las ventas récord continuaron incluso durante la pandemia, lo que demuestra que el lujo de alta gama puede prosperar incluso en las crisis. Sin embargo, las tendencias están cambiando. Según analistas de la industria, para 2027, los bolsos de lujo probablemente experimentarán una disminución en favor de inversiones alternativas como joyas, relojes, arte y experiencias exclusivas.

Este cambio está impulsado por un principio simple: los ricos priorizan el valor. Cuando un artículo se vuelve demasiado caro o pierde su exclusividad, siguen adelante. El aumento de las matrículas en las escuelas privadas, la volatilidad de los mercados bursátiles y el enorme costo de mantener bienes raíces de alto nivel obligan incluso a las personas más ricas a tomar decisiones difíciles.

Las marcas de diseñador sienten la presión

La desaceleración no se limita a los bolsos. Gigantes del lujo como LVMH (propietario de Dior, Louis Vuitton, Tiffany & Co.) y Kering (Gucci, Yves Saint Laurent, Bottega Veneta) ya están reportando caídas en las ventas. Las ganancias de LVMH cayeron un 15% a 10.500 millones de dólares en julio de 2024, y los observadores de la industria señalan que después de una década de crecimiento, el sector está “bombardeando en todo el mundo”.

Esto no es sólo una caída momentánea; es una señal de que la era del gasto interminable en lujo ha terminado. Los ricos siguen comprando lujo, pero se están volviendo más selectivos, favoreciendo artículos que mantienen o aumentan su valor.

Políticas comerciales y bienes de lujo

Otro factor importante es geopolítico: los aranceles impuestos por la administración Trump han impactado significativamente los mercados de lujo europeos y suizos. Un arancel del 15% sobre los productos europeos y un arancel del 39% sobre los productos suizos que ingresan a Estados Unidos han afectado directamente el comportamiento del consumidor. Los relojes, bolsos y ropa de diseñador más prestigiosos (muchos de los cuales se fabrican en Italia, Francia o Suiza) son ahora más caros para los compradores estadounidenses.

Esto ha obligado a los consumidores a reconsiderar sus compras, lo que ha llevado a algunos a buscar alternativas o retrasar el gasto de alto nivel.

El futuro del gasto en lujo

Los ricos no están abandonando el lujo por completo; simplemente están cambiando su enfoque. Las joyas, los relojes y las colecciones de arte tienen valor a largo plazo y pueden apreciarse en precio, lo que las convierte en inversiones más atractivas. Mientras tanto, las experiencias exclusivas –como viajes privados o eventos seleccionados– ofrecen prestigio sin que el activo se deprecie.

La era de comprar lujo simplemente porque sí se está desvaneciendo. Los ricos exigen ahora exclusividad y rendimientos tangibles de sus inversiones.

El “indicador Birkin” puede que todavía tenga algo de peso, pero ya no es la única medida del gasto en lujo. El futuro pertenece a quienes pueden adaptarse a un mercado donde incluso los compradores más ricos toman decisiones calculadas.